Marta Velasco:la dama de la radio

 

Marta Velasco: la Dama de la Radio. 

 

Era tradición en el teatro hispanoamericano presentar en los teatros el Don Juan Tenorio, de Zorrilla, el primero de noviembre. Esa noche, en 1942, comenzaría en serio la vida escénica profesional de una muchacha llamada Martina González García, quien hubo de sustituir a una amiga y colega en el personaje de Doña Inés durante la transmisión que desarrolló la emisora Quizá-Seigle y, en el momento de confeccionar los créditos le rogó al director que no apareciera su nombre, pues su familia no lo debía saber. Contaba la propia actriz, décadas más tarde, como el hombre escribió de un tirón: “En el papel de Doña Inés, Martha Velasco”. Y así nació su nombre artístico, por el cual todos la identificamos durante todas estas décadas de larga vida. 
Tras el suceso, la joven se preparó y se presentó al examen correspondiente en el Ministerio de Comunicaciones para poder desempeñarse como Locutora del medio. Aún no teníamos a la televisión en Cuba.
Sin cesar, visitaba todas las emisoras posibles para ver los ensayos. Ciertamente los ensayos son una gran escuela. Al fin pudo la joven graduarse en Actuación Escénica y Declamación en la Escuela de Bellas Artes del Centro Gallego de la Habana. Siempre ha reconocido esa formación  por la capacidad que le brindó para  dotar a sus personajes ibéricos con el acento adecuado según la región de España de donde ellos provinieran tanto en el teatro como en la radio, pues nuestra Marta Velasco integró elencos con la afamada compañía de Eugenia Zúffoli (1941-50), la Compañía Lope de Vega (1949) y luego con la de Pepita Martín, a la par que trabajaba con compañías cubanas. En 1956 Marta, junto a Raquel Revuelta,  integró el histórico reparto de la puesta de Juana de Lorena, en versión y dirección de Vicente Revuelta y Julio García Espinosa, presentada en la sala Hubert de Blanck, en la cual ya Vicente presentaba credenciales de artista comprometido con un teatro de preocupaciones sociales y políticas. Dos años más tarde fundarían él y Raquel el grupo Teatro Estudio, leyenda del teatro cubano.
Marta se decidió por la radio y definió a Radio Progreso como SU emisora, aunque aceptó trabajos en otros horarios en otras emisoras  --en esa época pasaban de veinte las emisoras que funcionaban en la capital--  pero sin abandonar a Progreso. De ese tiempo es comun


 que ella traiga al presente el recuerdo agradecido de doña Pilar Bermúdez, actriz española residente en Cuba que contaba con una amplia capacidad para interpretar personajes muy variados. También ha citado a Raquel Revuelta, la actriz estelar del espacio de la novela cubana.
En la radio ha hecho todo tipo de programas y, en especial, todo tipo de dramatizados en los que se incluyen cuentos, series, novelas y teatros. Entre sus teatros destaca La casa de Bernarda Alba, donde desempeñó el personaje protagónico, bajo la dirección de Gilberto Enríquez.
Tampoco el humor le resultó ajeno, aun cuando ella misma no se veía haciendo algo como los sketchs de Alegrías de sobremesa, pero no había quién le dijera que no al sabio y convincente Alberto Luberta, quien le escribió la Teresa Guitarreta,  “Teté”,  del espacio, el cual Marta interpretó por cuatro décadas.
Tuvo la actriz una virtud que no resulta común entre los intérpretes del medio, me refiero a la capacidad de dar con su voz cualquier tipo de personaje, sin importar, algo tan sensible, por ejemplo, como la edad. Podía interpretar personajes jóvenes, maduros, ancianos e infantes, su voz, que manejaba como el mejor violín, se mantuvo fresca y flexible durante toda su vida con un extenso registro. De esta habilidad y talento da fe la novela Katrina, en versión y dirección de Abelardo Rodríguez, donde la actriz interpretó al personaje homónimo en una extensa trama que iba desde la infancia hasta la ancianidad.
Su prolífica y destacada carrera ha sido reconocida con la Distinción por la Cultura Nacional, la Medalla Alejo Carpentier, el Premio Nacional de Radio por la Obra de la Vida, la condición de Artista de Mérito de la Radio y la Televisión, la Medalla Majadahonda de la UNEAC por labores internacionalistas, el Sello de Trabajador Laureado de la Cultura, la Medalla de la Alfabetización, el Micrófono por el LXX Aniversario de la Radio Cubana, la Moneda por el LXXX Aniversario de la Radio y el  Diploma al Mérito Artístico del Instituto Superior de Arte.
Unido a todos estos merecidos galardones ha tenido siempre, junto a sí, el premio más trascendente: la admiración y el cariño de sus colegas y de la amplia audiencia de la Emisora a la cual dedicó su vida: Radio Progreso.

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